8º Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires.
Con una concurrencia que superó el medio millón de visitantes, se desarrolló el 8º Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires. Esta marca ratifica al motorshow porteño como unos de los 10 más importantes del mundo.
Desde que se comenzó a hablar del octavo del Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires, la expectativa estuvo centrada en superar a la edición 2015, tanto en la cantidad de público, como en los expositores y novedades. Es que dos años atrás, frente a la incertidumbre del resultado electoral y las políticas que podían desarrollar para el sector los por entonces candidatos a presidente, se evidenciaba una situación de expectativa y prudencia frente a los posibles cambios. A medida que se acercaba la fecha y se confirmaban las presencias, se iba verificando que la muestra sería diferente a la anterior. De a poco se fue configurando una propuesta integrada por 135 expositores y 345 vehículos aportados por las terminales argentinas y 17 importadores.
En líneas generales, las políticas del nuevo gobierno fueron recibidas con beneplácito por los ejecutivos de las terminales y también, y muy especialmente, por los importadores. Medidas como la eliminación de las Declaraciones Juradas Anticipadas y las retenciones a las exportaciones, el acceso al Mercado Único de Cambios y el aumento de los reintegros a las exportaciones industriales sonaron como música para los directivos de las fábricas agrupadas en ADEFA. Y aunque aún el volumen de producción de la industria esté lejos en relación al registrado en ediciones recientes, el quiebre de la tendencia negativa registrado en mayo pasado y la expectativa de una paulatina mejora para lo que resta del año y del próximo alienta el lanzamiento industrial de algunos nuevos modelos y actualizaciones en la oferta actual. Estos planes se integran al ambicioso proyecto de alcanzar en cinco años la meta de una producción anual de 1 millón de vehículos, objetivo para el cual las fábricas comprometieron inversiones por 3.500 millones de dólares.
En este clima optimista, el motorshow porteño, que integra el calendario de la OICA (Organización Internacional de Constructores de Automóviles), fue el marco ideal para la presentación de 77 novedades, entre las que se destacaron dos regionales y una mundial. Esta última, el Nissan Kicks, galardonado como mejor SUV del año. Las primicias para la región llegaron desde Brasil. Desde su planta de Curitiba, Renault introdujo el pequeño Kwid que viene a ocupar el espacio que dejó el discontinuado Clio. Por su parte, Fiat presentó el Argo, un compacto con motor 1,3 litros que se comercializará en el país antes de fin de año.
La mayoría de las novedades de las automotrices para completar su oferta provenían de sus plantas regionales o extra zona. Muy pocos autos de producción nacional se exhibieron en los stands, reflejando prácticamente una proporción similar a la que se ve en el mercado. Inclusive, algunas fábricas no exhibieron ningún modelo (Fiat) y otras, apenas uno (Renault). El único lanzamiento de relativa importancia de la industria local fue la pick up Volkswagen Amarok con su nuevo propulsor V6 3.0 turbodiesel de 224 caballos. Por su parte Ford presentó algunas innovaciones en la línea Ranger. El resto, fueron anuncios de planes e inversiones. El más destacado fue el lanzamiento industrial, previsto para 2018, de las pick ups medianas Nissan NP300 Frontier, Renault Alaskan, y Mercedes-Benz Clase X, proyecto en el cual las tres automotrices trabajan en conjunto. En el primer caso, el público ya había tenido un primer contacto en el pasado Salón, mientras que el modelo de la marca francesa fue exhibido por primera vez en nuestro país, en tanto que la marca de la estrella exhibió los dos prototipos de su futuro utilitario, Powerfull Adventurer & Stylish Explorer.
Por su parte, Fiat confirmó una inversión de 500 millones de dólares en la planta cordobesa para la producción de un sedán de tres volúmenes derivado del Argo.
Con la apertura de la importación, era previsible la reaparición de algunas marcas, en particular las productoras de autos de lujo y superdeportivos. Lotus y Lexus, la división de lujo de Toyota, reaparecieron tras un largo paréntesis, mientras que Ferrari y Maserati lucieron stands mucho más poblados que en ediciones previas cuando debieron arreglarse con autos usados.
Párrafo aparte merece la presencia de los dos Pagani Zonda. Largamente esperados, el público argentino tuvo la oportunidad de tomar un primer contacto con ellos. A pesar de ser uno de los caballitos de batalla promocionales, la presencia de los deportivos del constructor argentino estuvo envuelta en la polémica por el retraso en la llegada del Revolución, debido a problemas en la Aduana de Miami. En cambio, el Zonda F Roker estuvo expuesto desde el primer día en el Pabellón Rojo. Ambos ejemplares se exhibieron en forma separada como parte del homenaje a Horacio Pagani.
La edición 2017 ratificó algunas tendencias registradas en las últimas ediciones. Por un lado, la participación cada vez más consolidada de las fábricas de origen chino como Chery, a la que se sumaron Geely y la novel DFSK con sus económicos vehículos utilitarios, C31 y C32. Por otro, la proliferación de modelos eléctricos, híbridos y con células de combustible. Estimuladas por la rebaja de impuestos para autos y autopartes eléctricos, muchas marcas exhibieron sus propuestas ecológicas. A los ya conocidos Renault Kangoo Z.E., Toyota Prius y Mirai se sumaron, entre otros, el Ford Mondeo Hybrid, el Honda NSX y los Volkswagen E-Golf y Golf GTE. A esta tendencia no escapó siquiera el icónico y entrañable Mehari, reinterpretado en su versión “E” en el stand de Citroën.
El futuro de la industria quedó reflejado en los autos de concepto, entre los que descollaron el Peugeot Instinct, el Renault Trezor, el Toyota FCV Plus y el Nissan Gripz.
En un evento donde las estrellas son los automóviles de pasajeros y en menor medida los utilitarios medianos, los camiones quedaron claramente relegados. Solo Scania tuvo una fuerte presencia con su línea Streamline (R400, R440 y R620), mientras que Volkswagen expuso un Constellation 19.420 V-Tronic e Iveco limitó su representación a un solitario Cursor 450C33 exhibido en el patio de La Rural.
Peugeot celebró 60 años en Argentina
En su extenso stand de 1700 metros cuadrados, la automotriz francesa dispuso de un espacio para celebrar sus 60 años de presencia comercial en Argentina, iniciada con la importación de los primeros 403. Los tres modelos más recordados y queridos fabricados en el país, un 403, un 404 y un 504, integraban una línea de tiempo sobre una adoquinada plataforma cálidamente iluminada. Los icónicos leones argentinos compartían el escenario con las novedades que la marca presentó en la muestra, los Peugeot 3008 y 5008, y el impactante Instinct, un concept de conducción autónoma. Tradición, presente y futuro en armoniosa combinación.
Clásicos e históricos, un salón aparte
Tal como como ocurriera en 2015, la organización previó un espacio para exhibir automóviles clásicos e históricos. Nuevamente, el Pabellón Ocre fue el lugar elegido para albergar un variado parque de diferentes procedencias y épocas. La posibilidad de utilizar toda la superficie del pabellón permitió la concurrencia de más vehículos e instituciones. Entre ellas, el Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo, Museo del Automóvil de Campana, Museo del Automóvil de Buenos Aires, Club de Automóviles Clásicos, Rambler Car Club, Asociación Argentina de Coleccionistas de Vehículos Militares y el Automóvil Club Argentino. Por su parte, la revista Ruedas Clásicas exhibió cuatro deportivos japoneses contemporáneos. Junto a ellos se dispuso de una galería de arte donde exhibieron sus obras de temática automotriz los reconocidos artistas Jorge Ferreyra Basso, Esteban Serassio, José María Villafuerte, Alfredo De La María, Mario Tagliavini y Jorge García.
Entre las piezas más apreciadas de este sector se distinguieron el primer auto argentino, construido por Manuel Iglesias en 1907, el Papamóvil Chevrolet que utilizara Juan Pablo II en 1987 y dos autos presidenciales: el Rambler Ambassador que utilizara en su asunción Raúl Alfonsín en 1983 y el recientemente restaurado Cadillac Eldorado II, coupé convertible de 1955.
Una mención especial merece el otro Ambassador, el que perteneciera a Roberto Sánchez, Sandro. El magnetismo que la figura del popular artista todavía despierta en el público hizo que llamara la atención de los medios no especializados y provocara que fuera el vehículo más observado del pabellón. Una legión de admiradores del cantante se acercó al stand del Rambler Car Club para posar junto al personalizado vehículo.
El stand de Autohistoria
Por segunda vez, Autohistoria participó del Salón del Automóvil. Bajo la consigna “Parte de la familia” se exhibieron cuatro vehículos de producción nacional que pertenecieron siempre al mismo grupo familiar. La propuesta integró un Peugeot 403 de 1963, un Auto Union 1000S de 1965, un Chevrolet Super Sport de 1969 y un Taunus GXL.
Misión cumplida
Con una propuesta ampliada y renovada, la organización apostaba a superar holgadamente los 458.000 visitantes de 2015 y quebrar la barrera del medio millón. La concurrencia, pareja durante los días de semana y con los previsibles picos de los sábados y domingos, más el feriado de cierre, superó la meta fijada con 544.545 personas. Misión cumplida.
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