viernes, 6 de septiembre de 2013

SE VIENE AUTOCLASICA 2013 INFORMATE ¡¡¡

Artesanías sobre ruedas. Impulsados por la nostalgia, son cada vez más los aficionados que se deciden a convertir viejos coches en verdaderos baluartes de cuatro ruedas.

Por Elvio Orellana (Especial) FUENTE LA VOZ DEL INTERIOR

“Todo tiempo pasado fue mejor”, dice el conocido refrán. Si hay un ambiente en el que esta frase se repite mucho es en la comunidad de adeptos a los coches antiguos. 


Se trata de autos que, además de llevar muchos años encima, están cargados de historias. Esto los convierte en modelos valiosos, añorados por muchos y buscados por cada vez más personas. 
Un claro ejemplo de esto es el incremento de la cantidad de clubes: hasta hace 20 años atrás eran sólo tres a nivel país, y hoy superan los 40. Así lo entiende Alejandro Daly, presidente del Club de Automóviles Clásicos de la República Argentina, (CAC), con sede en Buenos Aires: “Hay un interés por los autos que uno vio desde chico, la mayoría de fabricación nacional. También están aquellos modelos de nivel internacional, a los que uno aspiraba y que, a pesar del tiempo, no se renunció a poder tener algún día”, dice. 

Lo más original posible


Decir que por ser viejo un auto es ya un clásico es algo que todo entendido de esta pasión quiere separar y aclarar. “Técnicamente, para que un auto sea considerado clásico tiene que tener más de treinta años y no ser de uso diario. Esa es la determinación internacional”. Eso nos explicó el presidente del Club de Autos Clásicos ante la consulta sobre qué modelos pueden entrar a ese Club. 
Así, un coche modelo 83 (independientemente de su marca y origen) puede catalogarse como clásico. Para ello, el auto debe preservarse lo más cercano a su estado genuino. “La originalidad es algo clave, lo cual no quiere decir que no se pueda rehacer una pieza, siempre que se respeten las cualidades originales. No son considerados clásicos aquellos coches a los que se les colocan ruedas o llantas que no corresponden o pintura fuera de época”, sostuvo el especialista. 
De hecho, tan valorable es la originalidad que hay coches a los que los coleccionistas prefieren no alterar, pese a su desgaste por el paso del tiempo; ello también es valorado, y hasta premiado. “En Autoclásica, la exposición más grande de Sudamérica, la cual es organizada por el club que presido hace cinco años, hay un premio que reconoce a los autos que no han sido restaurados. Por ejemplo, el auto puede tener la pintura quemada o gastada, pero es la pintura de cuando se lo compró en el año 1951. Es decir, todo tiene su encanto y, en este caso, es vano volver el reloj para atrás”, relató Alejandro Daly.

De chatarra a obra de arte 

La pasión por los coches antiguos tracciona, además de la mayor presencia en los clubes, diferentes actividades afines. La de mayor auge es la restauración de coches. Así fue que llegamos hasta Guillermo Watson, un exhobbista cordobés de coches antiguos que decidió reorientarse a esta actividad. 
Hoy, su tarea es trabajar sobre los autos viejos que le lleva su clientela. “En estos momentos, tengo un Ford T de 1937 y un Mustang del ‘75”, nos comentó. Una vez que llega el coche a su taller, empieza la investigación y el posterior trabajo artesanal sobre el auto: “Lo primero que hago apenas recibo uno es buscar su bibliografía, para entender su historia. Una vez que averigüé todo, lo desarmo completamente y me pongo a buscar las piezas faltantes. La pintura y el cromado de piezas es la última etapa, que se realiza con el auto ya armado nuevamente”,  explicó Watson, que comparte su taller ubicado en barrio Los Paraísos con un socio.

Buscando repuestos

Parte del trabajo del restaurador consiste en conseguir las piezas faltantes de los autos. “Las piezas mecánicas se consiguen en Argentina sin problemas, y las partes de la carrocería que no se consiguen se fabrican. Las partes muy específicas de acabado se traen desde Estados Unidos. Allí, se consigue de todo”, sostuvo Watson. 
Con respecto a los tiempos de sus trabajos, el especialista comentó que depende en gran parte del dinero que disponga el cliente, aunque no dio precisiones sobre costos. “Es variado el nivel de mis clientes: hay gente que lo hace a pulmón, viene y me dicen que tal mes le haremos tal cosa al auto, es decir, lo van haciendo por partes. Otros, en cambio, quieren tenerlo rápido”, enfatizó. 
Donde no hay distinción, independientemente del modelo y de los costos que se manejan, es en el uso final del producto acabado. Según explicó el mecánico, la mayoría de los autos que restaura van a museos, colecciones privadas o se usan sólo para salir a dar una vuelta los días domingo. 
Los tipos de clásicos
 
Es amplio el abanico de los modelos que pueden catalogarse como antiguos e ingresar, según su estado de originalidad, a la categoría de clásicos. No obstante, hay, a grandes rasgos, tres diferentes grupos en los cuales estos coches se encasillan. Según coinciden desde diferentes clubes que agrupan este tipo de rodados, se puede hablar de una categoría de marcas populares, como es el caso de algunos modelos de la marca Fiat, Ford, Chevrolet y el Renault Torino. Otro grupo es el de los vehículos de origen norteamericano, como el Corvette y el Mustang. En tanto, una tercera franja, la más exclusiva de todas, se conforma  por modelos de origen inglés, como es el caso de Jaguar y el Rolls-Royce, por nombrar sólo algunos.
 
El precio de la historia

El precio de estos baluartes de cuatro ruedas se determina por muchísimos factores. Según el presidente del Club de Automóviles Clásicos (CAC), “cuantas menos unidades se hayan fabricado, el valor seguramente tenderá a subir”. Otro dato es si el coche tuvo una historia especial. “Si fue el auto de algún personaje de relieve, tiene un plus de valor”. 
El restaurador Guillermo Watson aclara que “un auto de 1910, destruido, puede costar mucho más que un Ford A ya restaurado”.

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