La resistencia del Scalextric
En los ‘90, el Club Sanjuanino de Automodelismo llegó a tener casi 200 socios. Hoy, unas 25 personas se reúnen todas las semanas para mantener viva la llama del slot car.
Por Favio Cabrera - Diario De Cuyo
“El día que inventaron la Play, el slot empezó a caer. Hoy cuesta que los niños se enganchen con las carreras porque prefieren jugar con el televisor”, confesó Daniel Abecasis, uno de los fanáticos de las carreras de slot car, como se llama la disciplina, pero que todos conocen como Scalextric, por el histórico nombre de una empresa del rubro. En la provincia, el Scalextric resiste y lo mantiene vivo un grupo de 25 personas que todas las semanas se reúnen para correr en la sede del Club Sanjuanino de Automodelismo, en Capital. Allí, organizan torneos, arman sus autos y comparten un hobbie que tiene mucho de pasión y velocidad.
Fue en la década del 90 que el slot vivió su apogeo en San Juan y sus mejores años fueron cuando una pista de más de 70 metros de longitud estaba en un galpón de una ex cervecería, que ahora es el supermercado VEA. Había casi 200 socios, corrían tres veces por semana y hasta tenían un sistema de ascenso y descenso de categorías que filtraba a los mejores de los novatos. Es más, era tal el fenómeno que San Juan generó campeones argentinos e inclusive una delegación local participó de un Mundial en Estados Unidos. Pero la crisis del 2000 que frenó la importación de los autitos y la proliferación de las consolas de videojuego afectaron a la actividad al punto que durante muchos el club estuvo cerrado.
Con sede y pista nueva, los pilotos hicieron renacer el slot y se las rebuscan para permanecer, tratando de fomentar la actividad en los hijos. Además, la aparición de materiales nacionales bajó los costos y a la vez, en el club corren en categorías que no requieren inversiones importantes, como el TC Blindado, que tiene chasis y motor standard. Y apelan al atractivo de que las carrocerías permiten pintar los autos como los de pilotos de Turismo Carretera, desde Rossi a Ortelli, o incursionar en diferentes clases y modelos para no ser monótonos.
Para empezar a correr hay que tener unos $1.300 (un auto cuesta desde $700, mientras que los pulsadores electrónicos van desde $600). De todos modos, a medida que se va incursionando en la disciplina aparecen más opciones, como motores de repuesto, más carrocerías, ruedas o escobillas. Así, cada piloto conforma su caja de slot y, cual boxes en un autódromo, en los laterales de la pista hay mesas en las que despliegan todo su arsenal y arman, arreglan y ajustan sus máquinas en diferentes puestas a punto para cada carrera.
El ambiente es extremadamente competitivo y los pilotos están agrupados en equipos, que tienen entretenidos duelos para tratar de ser los mejores de cada torneo. El talento de los mejores pasa por la sensibilidad en los dedos para acelerar y frenar en las curvas complejas, para evitar que los autos se salgan de las canaletas o, peor, que terminen contra las barandas. Es que un golpe a toda velocidad implica destrozar una carrocería.
Se compite en diferentes categorías y en carreras de 4 minutos o de larga duración por equipos, que pueden extenderse 6 horas y los pilotos se van rotando. Para conocer más, el Club Sanjuanino de Automodelismo tiene una cuenta de Facebook: Csa Csa.
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