PARTE 1 DOS ESCUDERIAS MUY DIVINAS.
Bajo el multiverso que habitamos y en un universo paralelo, Merlín y Morgana, de vuelta a su mítico mundo, tras su visita al Alhambra, contraen el espacio, dilatan el tiempo y hacen una imperceptible parada para tomar un refrigerio, en un oscuro bosque. Allí, coinciden con una familia del pueblo de Aesir de la tierra de Asgard, y otra de la tierra de Helenia. Ambas quedan fascinadas; los de Asgard, con Odin, su esposa y su hijo Thor, tras degustar una exquisita pócima “on the rocks”, receta cóctel de la oscura Morgana, arden en deseos de ver cómo es esa carrera del Alhambra, tan mítica, como la describe Merlín. Por su parte, los helenos, con Zeus y esposa a la cabeza, flanqueados a la diestra, por sus hijos Apollo y Hermes y a la izquierda por Selena, diosa de la luna, deciden que también desean conocer los fascinantes acontecimientos futuros del Alhambra, que podrían, porqué no, cambiar el orden cósmico y natural de lo divinamente establecido. Así, embriagados por las palabras de Merlín y los brebajes de Morgana, ricos en veneno de sapo, diente de serpiente y sangre de dragón, todo ello, en copa de balón con rodaja de mandrágora y escarcha de talio, deciden emular a los mitos celtas, viajando al futuro, hasta 2021, para deleitarse con esta última y mítica carrera de Grupo 5 en el Alhambra. Acá, en nuestro tiempo terrenal y mortal, en horario GMT, 16,30 horas, el cielo se vuelve gris oscuro, casi negro misterioso. De pronto, un rayo que, con su luz, da paso a un trueno ensordecedor: los Aesir han llegado; Thor hace los honores; Odin y su esposa Frigg ocupan el palco en la tribuna celestial del Alhmabra. Tras leer el programa de carrera, con el elenco de pilotos participantes, que Dirección de Carrera les hace llegar en carros de fuego, deciden apostar por la pócima de la belleza, por Javi “Cosméticos”. Javi, sumido en un profundo sueño, recibe tres regalos divinos de Thor, deidad del cielo y la tormenta, del trueno y del rayo, dueño del orden cósmico de Asgard: un carro, un guante y un martillo, emulando paralelamente, al coche, el mando y el tiempo por vuelta del piloto. Si consigue la victoria, tendrá como premio el Valhalla al final de sus días; a cambio, deberá plantar un roble, árbol sagrado de Thor y regarlo y venerarlo a diario, hasta el final de sus días terrenos.
Tras las tinieblas, vuelve a lucir el sol en el cielo del Alhambra y sobre una hermosa nube blanca, llegan los helenos, con la deidad de deidades a la cabeza: Zeus. Parecido sueño al de Javi, tendrá David I “el Nervioso”, cansado ya, de que su tátara-tátara… abuelo, Arturo de Camelot, no le ayude en otra mítica carrera, pero en su caso y en su sueño, no será Thor sino su homónimo heleno Apollo, deidad del sol, la naturaleza y la armonía, la ciencia y el arte, quien le hará entrega de su lira, para que sea la armonía de su música, quien le ayude a hacer una carrera inteligente, apacible y equilibrada, para doblegar a Javi, con un tacto sutil, rápido y a la vez, sinfónico sobre el gatillo. También, le obsequiará con un arco y unas flechas, por si fuera necesario su uso en carrera y doblegar al enemigo. Apollo confía en que sea el equilibrio natural, que él gobierna, quién aúpe a su pupilo al Olimpo, en sintonía con el equilibrio emocional del carácter de David. La suerte está echada: por el aire del Alhambra y de forma invisible, se ha arrojado el martillo de Thor y se han lanzado las flechas de Apollo. Suena música celestial mientras sus deidades pasean por boxes, disfrutando de un terrenal día de abril.
CONTINUARÁ…
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