DIVINA CARRERA GRUPO 5. PRÓXIMO SABADO 17-04-2021.
PARTE 2: EL TRIDENTE DE “BOQUERON-NEMO” PARRITA, MIENTRAS HERCULES SE ESFUERZA EN SU ÚLTIMO TRABAJO.
Así fue, como esta mítica carrera se fue convirtiendo en el chascarrillo de todas las tertulias divinas, repartidas por el Universo conocido. Como no podía ser de otra manera, la noticia llega hasta la Roma Clásica, situada en una dimensión temporal diferente a la nuestra y, por supuesto, a sus deidades más ilustres.
Júpiter enfurece por no haberse enterado antes de la noticia, mientras Vesubio, fiel vasallo, ruge de ira, destruyendo Pompeya y Herculano. El dios de dioses pasea sobre sí mismo, una y otra vez, mientras medita, aunque sin razonar con detenimiento, hasta que, finalmente, junto a su esposa Juno, designa a Neptuno, para que sea éste y no otro, quien apadrine a un piloto del Alhambra. Muy cerca de la estancia, donde Júpiter explora su conocimiento, Plutón resignado, espera en silencio, que la divinidad joviana le conceda el reinado sobre el inframundo. Neptuno examina el libro de carrera, piensa y no duda en hacer su elección; blanco y en botella. Ha elegido al piloto más veloz, de los restantes en parrilla y que, además, es su súbdito natural en el reino de los mares: “Boquerón” Parrita. El malagueño, orgulloso, acepta el encargo del dios romano, recoge el tridente que le ofrece el patriarca de los mares y competirá la carrera, protegido desde los cielos, por la atenta mirada del águila protectora de Júpiter, como si de un dron de la actualidad, se tratase. De esta guisa y tocado por los dioses, el bueno de Parra partirá veloz, como el rayo, hacia la victoria final, debiendo sobrepasar al carro de Thor y a la armonía clásica de Apollo. Pero, en materia de afinar carros, Neptuno ha dado con el súbdito adecuado; el “boque” es un experto. Pase lo que pase en carrera, desde hoy, es por méritos propios, “Boquerón-Nemo” Parrita, capitán de navío.
El resto de pilotos, aparentemente desahuciados y más lentos que los anteriores, son despreciados por Chronos, pretenciosa deidad, a quien le gusta hacer trampas con la física relativista y no muy de acuerdo, con algunos flecos de la teoría de cuerdas. Entonces, surge Hércules, que aconsejado por Filoctetes, decide hacer un “trabajito extra” en su camino a conseguir la deidad completa. No hay nada como pasar de héroe a dios, pero eso pasa por hacer un esfuerzo titánico, que no será otro, que ayudar, a que el resto de pilotos pueda subir al podio. Más que un trabajo herculino, será un “trabajazo herculano”, una peonada, diría yo; hacer que el último logre subir al cajón. Mucho más fácil, le resultaría tutelar y apadrinar a Diego, madera noble de etimoe o a Antonio, rey de Orce o al “Maestro” precurso de la Ilustración, incluso al “Raider”, capo del Dakar a todo gas, pero Hércules ha puesto su foco en llevarlos a todos, hasta las puertas del mismísimo Olympo y demostrarse a sí mismo y, sobre todo, a su padre Zeus, que aunque sea mitad humano y mitad dios, no sólo Apollo, Hermes o Selena son sus hijos, sino que él también, y con brillo propio en el cielo, lo es.
Semáforo en verde y, a punto está la bajada de la bandera a cuadros, mientras desde la tribuna celestial del Alhambra, las “siete hermanas pleyadianas” animan a los pilotos, en un chillerío ensordecedor, posesas de triunfo y de, quién sabe, de otros deseos terrenales, mientras Diana, Artemisa, Venus o Afrodita se confabulan para la entrega de trofeos a los vencedores: primero, segundo y tercero, serán sin saberlo, vencedores de una carrera de slot pero esclavos, de por vida, de la belleza divina. Alea iacta est.
No te lo puedes perder. Próximo sábado, desde las 16,30 horas, vívelo en directo en nuestras instalaciones o si lo prefieres, desde tu casa cómodamente instalado, sólo por Mito-TV, pero eso sí, el Alhambra es el único que podrá recrearlo, porque al realismo de la carrera, le ponemos una imaginación divina. El domingo, el desenlace.
CONTINUARÁ….
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